Tuesday, June 05, 2007

RESURRECCIÓN

No tenemos porque seguir muriendo. Desahuciados moríamos en hospitales y nada pudo hacerse. Moríamos en cárceles sin saber si éramos culpables o inocentes.

Moríamos de neumonía en pequeñas habitaciones amuebladas donde fuimos encontrados tres días después porque alguien se quejaba por el olor.

Moríamos estrellados contra la estructura de algún puente, sin que pudiera decirse si era suicidio o no. Aunque de una u otra forma siempre fue suicidio. Nos ahogábamos con nuestro propio vómito, con las mandíbulas quebradas, atadas con alambre.

Moríamos jugando a la Ruleta Rusa, Moríamos bajo las patas de los caballos, bajo las ruedas de los vehículos, bajo las botas de nuestros hermanos borrachos, acuchillados. Moríamos avergonzados.

Lo peor fue que no podíamos creer en nosotros mismos. Pensamos que lo habíamos intentado pero moríamos creyendo que no nos habíamos esforzado lo suficiente, pensábamos que no sabíamos esforzarnos.

Cuando estuvimos lo suficientemente desesperados o esperanzados o embotados, fuimos a pedir ayuda a personas con títulos delante de sus nombres rogando que hubieran leído los libros adecuados que contuvieran las palabras correctas.

No sospechábamos que las palabras, simples, todavía no habían sido escritas.
Moríamos con el caño de una escopeta en la boca o saltando de un puente para que todos supieran que era suicidio. Moríamos con las manos atadas detrás de la espalda y un disparo en la nuca porque esa vez habíamos defraudado a las personas equivocadas.

Moríamos con convulsiones, descerebrados, incontinentes, en desgracia y abandonados. Las mujeres morían también degradadas porque despertaban mayores expectativas. Seguíamos intentándolo pero igual moríamos y nadie lloraba.

Lo peor de todo fue que por cada uno de nosotros que moría, había cientos o miles que seguíamos vivos y deseábamos poder morir.

Nos acostábamos rogando no despertar porque debíamos soportar lo intolerable e íntimamente sabíamos que nunca nada iba a cambiar.

Ahora recurrimos a los que ya estuvieron en ese infierno y ahora se encuentran limpios y en recuperación, nos apoyamos entre nosotros y en un poder superior, como cada uno lo comprenda.

Entendimos que el sendero a transitar que nos llevará a la recuperación, no tiene que ser obligadamente religioso, pero sí necesariamente Espiritual.

Solo por Hoy lo intentamos y no tenemos por que seguir muriendo.

Anónimo