Leyendo los titulares de la prensa diaria, nos entristece comprobar que solo se habla, o mejor dicho, se escribe sobre penalidades, llámense guerras, accidentes en definitiva desgracias. La esperanza sin embargo, no la pierdo pues si bien en esta sociedad, hay personas que buscan su estabilidad al precio que sea, existen otras, que nos regalan con sus actos, las hazañas que jamás pensaríamos en este siglo se pudiera realizar.
Por fortuna naci en Sevilla tierra que derocha optimismo y alegria, en la que me enorgullece encontrar personas que se esfuerzan por realizar o llevar a cabo tareas o actividades, que consiguen hacernos olvidar el materialismo y la tiranía reinantes, a estos sujetos lo llaman "locos", benditos sean pues estos "locos".
Para conmemorar el V centenario del Descubrimiento de América, se celebró en Sevilla la Expo 92 dedicada a la "era de los descubrimientos". Entre otras muchas obras, destacamos ahora, la construcción de una réplica de las míticas naves con la que marineros arriesgados llevaron a cabo los grandes descubrimientos de la época: las tres carabelas de Colón y la Navo Victoria.
La empresa sevillana "Elcano fue Primero, S.L.", fue la responsable de la reparación de la nave y de la organización de su viaje alrededor del mundo, que se incorporaron al programa de actividades que España presento en la Exposición Universal de Aichi 2005.
De este reportaje fotográfico, se desprende mi afición por los barcos. La idea de escribir estas lineas surge precisamente el día 4 de mayo de un paseo por los muelles de la margen derecha del Rio Guadalquivir, más concretamente por las proximidades del muelle de las delicias en el atraque del Club Náutico, donde permanece anclada la reproducción de la Nao Victoria.
El día 1o de agosto de 1519, partieron del Puerto de Sevilla, cinco naves, Victoria, Trinidad, Santiago y San Antonio, (esta gesta se conmemoró con una placa en el edificio histórico del Instituto Hispano Cubano), capitaneadas por el portugués Hernando de Magallanes. Su objetivo esa descubrir un camino para llegar a la India por Occidente.
Magallanes atravesó el Atlántico y bordeó las costas de America del Sur, consiguiendo doblar el estrecho, que después llevaría su nombre, la Nao Santiago encalló y poco después la San Antonio volvió a España. Así atravesó el Pacifico y en la Isla de Mactan, Magallanes muere en un enfretamiento con los indiguenas, Sebastián Elcano se hace cargo del mando y después de muchas vicisitudes, la Nao Victoria consiguió regresar a Sevilla, con una tripulación de 18 hombres; que fueron los primeros en dar la vuelta al mundo después de 3 años de haberla iniciado.
Después de este relato histórico, surge una nueva realidad que se nos revela útil para nuestra cruzada en el dificil caminar de la bendita Muy Noble y Augusta Orden de Santa Maria de los Buenos Ayres. Es un ejemplo de lucha contra todo, que surgió de un pensamiento aventurero, que solo buscaba rememorar el viaje del primer barco que circunnavegó el globo terráqueo. Durante esa travesía, se llevaron a cabo una serie de programas de investigación en colaboración con varias universidades españolas. Se experimentó sin ayuda de los medios actuales de navegación, y con la misma estructura de una nave de esa época. La "Victoria" tuvo las dimensiones de una nao de época, con 25 metros de eslora. Sus formas son llanas en las zonas centrales, afinándose en sus extremos en la proa lleva un castillo y en la popa, tolda y toldilla. Estaba artillada con cuatro bombardas situadas en la cubierta principal, dos falconetes y diez versos que se podían instalar en el castillo, tolda y toldilla.
La nao es la embarcación que domina la navegación comercial de larga distancia a lo largo del siglo XVI. La "naus da India" son el principal ejemplo de este tipo de navío mercantil de gran envergadura, bien distinto de la carabela por el tipo de velamen y estructura del casco y del volumen de carga transportable. Las naos aparejan velas redondas en el mástil grande y en el triquete, mientras que en la mesana recurren al velamen latino para auxiliar la maniobra del timón. La introducción de castillos a proa y a popa tiene como objetivo la creación de aposentos para los pasajeros y miembros más importantes de la tripulación.
Esta reproducción que aquí vemos es obra de Don Ignacio Fernández Vial, que la construyera en su día para la Exposición Universal de 1992. Tras la Expo fue al dique seco y ha sido restaurada por su constructor partiendo para los astilleros del puerto de Cádiz donde termino de construir toda la arboladura.
La salida hacia su gran expedición a la Exposición Universal de Aichi en Japón se realizo el 12 de octubre de 2004 desde la ribereña localidad de Coria del Rió - Sevilla. En su viaje a Japón cruxo el Atlántico, pasando por Canarias, El Mar Caribe, el Canal de Panamá y por el Pacífico llegará a Japón en el més de marzo de 2005. Después de su estancia en aguas japonesas durante la Exposición Universal de Aichi volvio rumbo a España recalando primero en Shangai, después por el Océano Indico, el Mar Rojo, el Canal de Suez, el Mediterráneo y finalmente Sevilla.
La tripulación compuesta por Ignacio Fernández Vial, perito naval y jefe de la expedición sevillano de 62 años, Manuel Murube Fernández, piloto de la Nao oficial de la marina mercante, sevillano de 34 años, José Luis de Ugarte, responsable de la navegación, oficial de la marina mercante y transoceánico, vizcaíno de 76 años, Joaquin Garrido García-Limón, responsable técnico, igeniero técnico naval, onubense de 60 años, Antonio Fernández Torres, segundo de abordo y cronista del diario El Mundo, licenciado en historia, sevillano de 26 años, Antonio Ruiz-Granados López-Tarruella, jefe de guardia, ingeniero técnico agrónomo, sevillano de 29 años, Indra Castillo Sancho, carpintero marinero, licenciado en física, puerto Santa Maria de 27 años, Javier Garcia Pereda, investigador marinero, licenciado en ciencia y tecnología de los alimentos, cordobés de 25 años, Enrique Torres Barragán, jefe de guardia, estudiante de 3º de ingeniería naval, sevillano de 22 años, Jesús Arroyo Sánchez, marinero, licenciado en derecho y en administración y dirección de empresa, sevillano de 28 años, Gonzalo Albarracín González, marinero, licenciado en adminsitración y dirección de empresas, sevillano de 24 años, Eduardo Almagro Blanco, logística en tierra, licenciado en dirección y administración y dirección de empresas, sevillano de 24 años, Francisco Muñoz Metro, motorista, sevillano de 56 años, José María García de Tejada Ybarra, marinero, perito agricola, sevillano de 32 años, Alfonso Pérez Martínez, marinero, estudiante de técnico en empresa y actividades turísticas, onubense de 25 años, Joaquin Murube Fernández, marinero, piloto de aviación civil, sevillano 23 años, y Francisco del Pozo Campos, marinero motorista, ingeniero técnico industrial, madrileño de 25 años.
Estos 17 tripulantes, valerosos marineros que, navegando a través del océano Atlántico, el mar Caribe, el océano Pacífico y el mar de Filipinas, a vela y sin ninguna embarcación de apoyo, han conseguido llevar la Nao Victoria a Japón y representar a nuestro país durante unos meses en su Exposición Mudial. En un barco con las características primitivas, cuya habitabilidad se reduce a una pequeña galería en la bodega con dos filas de literas en las bandas y otra en el centro. La larga escalera por la que se accede, y con la simpatía y el chiste de esta tierra, la llamen "la catacumba". La litera, de 180 por 60 centímetros, es el único espacio individual que tienen en el barco, y es aprovechado para otros usos, como son los de cama, ropero, sala de lectura y almacén. Con el mismo encanto apellidan a los pasillos entre las líneas de literas "calles" dándoles a estas nombres de personajes ilustres.
Para conocer mejor su gesta y poder homenajearla, hemos de ponernos en el lugar de estos intrépidos marineros, quienes emprenden un viaje falto de comodidades. Así, en más de una ocasión, las bodegas de la nave desstinadas en su origen al almacenaje de mercancías, se convierten en improvisadas habitaciones en las que reposan al raso, en cubierta sobre esterones. El principal motivo de disputas era precisamente el reducido espacio, más aún cuando las olas alcanzaban la cubierta de la nave no quedando sitio seco para descansar.
En resumen, con el relato de esta aventura los actuales marineros no pretenden emular a nuestros antiguos en rudeza y hombria, sino rendirles tributo por su trabajo, grandeza de esp´ritu y su lucha por conseguir algo que sirva de ejemplo a otras travesías en el día a día de esta vida nuestra.