
La historia de esta Catedral, en permanente estado de obras, será analizada durante el presente mes de marzo de 2007, de forma que se investigarán sus avatares y los personajes que fueron clave para la construcción de la que algunos han dado en llamar, por sus dimensiones, como la “montaña hueca”.
La Catedral de Sevilla mide dos hectáreas, y ha sido sometida a sucesivas ampliaciones, como la construcción de la Capilla del Sagrario o la culminación de la zona que mira hacia el Archivo de Indias.
El Ministerio de Cultura invirtió más de 1,6 millones de euros en la restauración de la Puerta de Campanillas de la Catedral de Sevilla, la última de sus cuatro portadas góticas que quedaba por remozar, y en la sustitución de dos pilares del templo.
El director general de Bienes Culturales, Julián Martínez, explicó en rueda de prensa que la restauración de la Puerta de Campanillas se prolongará durante diez meses, para estar culminada
en julio de 2007, y tendrá un presupuesto de 311.000 euros.

La portada, realmente llamada de la 'Entrada de Cristo en Jerusalén', es una de las más antiguas de la Catedral de Sevilla, ya que fue construida entre 1481 y 1488 por el maestro Juan de Hoces, mientras que el relieve del tímpano al que debe su nombre original y diez esculturas en barro fueron esculpidas por Miguel Perrín entre 1521 y 1523.
Según la restauradora Concha Cirujano, que ha dirigido ya las reparaciones de las puertas de San Miguel, del Bautismo y de Palos, la "patología" que sufre este pórtico es "muy similar" a la que presentaban las ya remozadas, de tal modo que le han afectado los depósitos de las palomas y la contaminación, aunque este último factor en menor medida, gracias a su ubicación.

Junto a estas causas, la portada se ha visto muy afectada por la humedad, ya que una de las gárgolas de la Catedral desagua en su margen derecha y su situación, en una zona muy umbría y rodeada de edificios, impide que se seque correctamente, por lo que suelen formarse musgos y algas en cuanto "sube un poco la humedad".
La intervención se va a ocupar de retirar la espesa capa de costra negra y polvo que la recubre, bajo la cual la restauradora espera "encontrar restos mínimos de la policromía original, pero recubiertos de capas de ocre", además de eliminar los morteros degradados y reponerlos y someter la portada, que no sufre problemas estructurales, a sendos tratamientos de hidrofugación y antipalomas.

Esperamos que la restauración de esta Magna Hispalense, restablezca su grandiosidad y nos haga recordar el dicho popular, que según la tradición dijo uno de los capitulares: “hagamos una iglesia tan grande que los que la vieren acabada nos tengan por locos”